por Yukihito Miér Nov 10, 2010 3:50 am
Por el golpe que recibió, si hubiera estado sobrio, le hubiera puesto unas buenas hostias al tío ese, que bastante fuerte le había dado, mientras sus ojos se volvían cada vez más pesados, se encabronó al oír la conversación de los otros dos... bueno, lo que podía entender, Entonces se giró en la silla.
-Joder, ni que necesitara vuestra puta ayuda, nadie te la ha pedido, yo me largo.
O por lo menos esas fueron sus intenciones, pero en el momento en el que se levantó, todo le dió vueltas de una manera horrible, la cual siempre le recordaba cómo odiaba estar en ese estado, había tenido que apoyar una mano en la barra del bar.
Aunque sentía cómo el suelo se movía bajo sus pies, su orgullo salió a flote, y puso mucho de su parte por caminar derecho, aunque eso supuso un gran esfuerzo.
Miró de reojo a Vladimir, y empezó a caminar, con el ceño bastante fruncido ya, llegó a la puerta, pero en medio de tantas vueltas no podía abrirla correctamente.
-Joder -Bufó.