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Lost.
Ciudadano número 11298-TM3099.
Campeón en la modalidad individual del Bl@ster.
Esos eran únicos los datos que necesitaba para llevar a cabo su plan. Lo había ideado relativamente rápido, aunque sus intenciones de hacerlo ya venían desde años atrás. Desde que aquel niño peligrís y un tanto problemático supiera defender a los demás y a sí mismo sin importar las consecuencias.
Aquel niño terminó escapándose del orfanato, pero Emma jamás había despegado sus pasos de él. Le seguía igual que cuando niño, sin perderle de vista, sin saltarse ninguna de sus victorias en aquel violento juego de lucha callejera.
Era perfecto. Era el único que podía hacerlo. Y por ello, tenía que conseguirlo a cualquier precio.
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Se había pasado la mañana sentada en su escritorio haciendo llamadas telefónicas a todas las autoridades y sin dejar que su fiel secretario Gwen fuera de acá para allá haciendo recados. Un comisario de policía le entregó unos informes, y Emma, con aquella leve sonrisa que siempre solía dibujar en sus labios, asintió con amabilidad. A su vez, ella le devolvió otro manojo de papeles, con todo lo que necesitaban saber para arrestar a aquel chico, quien ella se había encargado de convertir en un asesino.
El asesinato en sí... un asunto que ya estaba más que hecho. Contratar sicarios y mantenerlo en secreto no era ningún problema para la dirigente más poderosa de la CFC. Con tener un cadáver para contentar a la policía había más que suficiente.
- Un sólo paso más y derrocaremos a Vischio -murmuró para sí misma, aunque Gwen pudo escucharla perfectamente- Lost no tiene ningún antecedente, pero tampoco coartada sólida. Un par de movimientos precisos y Lost estará bajo nuestro control.
"Y "n", a un milímetro de nosotros", se dijo a sí misma.
Se levantó, dándole permiso a Gwen para que se retirara, mientras ella iba a por el café que ya hacía tiempo que le habían traído. Estaba frío, pero no le importó. Mientras dejaba que aquel amargo líquido se deslizase por su garganta, se asomó al cristal.
Sus ojos se abrieron de par en par.
Le había parecido ver, allí entre los innumerables rascacielos, aquella figura que tanto conocía.
Que tanto la perseguía hasta en sueños.
Un fantasma que se aparecía y desaparecía con tan sólo hacer pestañear tus ojos.
"Duele, verdad"n"?... no te preocupes", se dijo a sí misma, "pronto yo misma te quitaré ese dolor".
