Primero, aquel grito de su amigo defendiéndolo.
Luego, de nuevo el destello de aquella katana impregnada en carmesí.
Después, esa lluvia de metales que cayó entre ellos y el enemigo, dándoles aquella prodigiosa oportunidad de escapar que Keisuke supo aprovechar con habilidad.
Pero, antes de que ambos desaparecieran de la vista de aquel moreno embutido en cuero, Akira pudo divisar otro destello venido desde lo alto de uno de los edificios... de un intenso color púrpura.
"¿Dónde está el hombre de ojos de color púrpura?", había dicho el moreno.
Así que, ¿sería aquel a quien tanto ansiaba encontrar?... Aquella aparición no parecía más que un fantasma... intocable, inmaculado e inaccesible.
La corrida tuvo final cuando Akira empezó a quedarse atrás aún siendo arrastrado por su amigo, al cual hizo frenar. La lluvia no ayudaba en absoluto y el peligris se sentía desfallecido, aunque su orgullo le obligaba a intentar disimularlo.
Un reguero de sangre se escurría desde su costado hasta su muslo, manchándole los pantalones. Restándole importancia, se detuvo en seco y miró a los alrededores. Mejor sería refujiarse en algún sitio hasta que la lluvia amainara.
- Allí -comentó, señalando a lo que probablemente fue un hospital tiempo atrás. Ahora no era más que un edificio vacío y siniestro, pero no parecía haber nada mejor por la zona.
Última edición por Akira el Vie Oct 22, 2010 1:33 am, editado 1 vez