por Keisuke Vie Jul 30, 2010 12:37 am
Era cierto que el gobierno era una mierda, pero peor aún era la gente que la conformaba. Estaba de acuerdo con ello, sin embargo, él solo hacía su deber y no formaba parte de sus planes escuchar a un crío mal educado y rebelde quejarse sobre algo que ya todos sabían.
— Pues es lo que hay, chaval… malo o no al menos tendrás quien te defienda en la corte — masculló, tomando su maletín para guardar los papeles en su interior.
Aún le sorprendía que aquel muchachito fuera tan grosero e impertinente, sin embargo no era algo que le molestase en este extraño caso, al contrario, le agradaba, y ver unos ojos tan decididos y nobles como los suyos, sentados en aquella silla, no era un caso que se veía todos los días. Volvió a llevarse el habano a la boca, dándole una profunda y última calada, para segundos después exhalar toda aquella peste fatal para los pulmones.
— Tu estás harto de haber pasado media hora sentado ahí….— soltó con ironía, haciendo un movimiento con la cabeza para que uno de los guardias se acercara para comenzar a retirarle las esposas de las muñecas — Y yo estoy podrido de escuchar a peleles sin cerebro durante más de 15 años, en esa misma silla… pero… — se encogió de hombros, tomando su maletín para caminar hasta la puerta de salida. — pero es lo que tengo, si no llevo dinero a casa mi mujer me mata… ya sabes… necesitan tener su tarjeta de crédito al día para sus gastos de mierda en los Shopping… menuda porquería…— siguió maldiciendo, antes de volver a mirarlo a la cara.
— Llévenlo a su celda, se acabó por hoy…
Dicho eso, lo miró seriamente por unos segundos, desapareciendo finalmente de la sala.