¡Él no estaba hecho para vivir entre mierda!
No, de eso nada. Necesitaba un nuevo lerdo que le mantuviera, qué lástima que el anterior la palmase. No tenía ni idea de cómo funcionaba aquello pero si en ese lugar había dinero seguramente habría alguien con ganas de gastárselo, ¿No? ¡Pues allí estaba él para recibirlo gustoso!
Aunque no todo era tan fácil como parecía: aquella mansión imponía muchísimo respeto y eso que apenas estaba en la parte exterior. Había escuchado algún rumor sobre la gente de aquella calaña y quizás no fuera pan comido. Pero, ¿qué había que perder?
Su semblante, serio, expresaba sus dudas sobre intentar colarse o qué hacer. Porque… ¿Qué se hace cuando se busca un ‘amo’ o lo que fuera que buscase? Desde luego no estaba entre sus planes pegarse un cartel a la espalda pidiéndolo en letras mayúsculas. Pero añoraba demasiado los ‘buenos tiempos’ y quería un buen baño. Oh, sí, eso ante todo. Un baño con agua calentita y mucha, mucha espuma.
Dio un nuevo paso y se rascó la nuca, bajando la mirada a sus ropajes algo sucios. Hasta a él mismo le daban asco y por eso requería de alguien nuevo a quien sacarle dinero.
En realidad le daba bastante igual si quien encontrase viviese allí o no. Pero desde luego no se iría con cualquiera. Él tenía su listón y no pensaba bajarlo.