Pero para su sorpresa, el menor no cesó ahí. En pocos segundo de diferencia, sintió otro golpe en el revés de su rodilla que lo hizo casi caer.
Por suerte, tenía buen equilibrio.
Se volvió rápidamente y lo agarró del cuello, presionándole la vena principal. Los pies del pelirubio luchaban por pisar tierra firme, ya que lo había levantado del suelo unos pocos centímetros.
-Te arrepentirás de haber hecho eso-comenzó a apretarle más, cortándole la respiración.
Los músculos del antebrazo empezaron a tensársele. Realmente aquel crío lo había mosqueado.
Por suerte, tenía buen equilibrio.
Se volvió rápidamente y lo agarró del cuello, presionándole la vena principal. Los pies del pelirubio luchaban por pisar tierra firme, ya que lo había levantado del suelo unos pocos centímetros.
-Te arrepentirás de haber hecho eso-comenzó a apretarle más, cortándole la respiración.
Los músculos del antebrazo empezaron a tensársele. Realmente aquel crío lo había mosqueado.